La mirada se sostiene a través del convencimiento. Y que hace falta para estar convencido?
Habitar en la unión.
Miremos en detalle estos dos renglones
La mirada, es una conjunción no solo del ámbito de la fisiología humana. La biología ha sido tan escrupulosa a la hora de la conquista del conocimiento acerca de la visión, que el público ignora mayormente la complejidad del ir y venir de información entre donde fijo mi mirada, lo que ello refleja en mi retina y la construcción de mi lóbulo occipital a través de vías exclusivamente de tejido nervioso, lo que le imprime una velocidad supersónica. Para la superación en ese conocimiento la ciencia formal realizó verdaderos descubrimientos y pudo poner en palabras un sentido fundamental: La vista.
Se trata de un sentido, como lo expresa el nombre, porque es una vía de capital importancia de entrada de información que por sí sola y carente de otros sentidos puede desencadenar una emoción. Merece aclaración que, ocurre otro tanto con los otros sentidos, el oído, por sí solo realiza lo mismo, dicho esto quiero centrarme en la vista para no alejar al lector del hilo conductor. Su cercanía con el Sistema Límbico y concretamente con la amígdala, con la multiconexión de este Sistema con las estructuras cerebrales, brinda datos sin codificar aún en el viaje de ida, por lo que impone ritmos internos al momento de escaso conocimiento. No olvidemos que el avance biológico y el estudio del ojo y su función a arrojado tantos resultados como validaciones, que sería imposible sin ese conocimiento poder afianzar otros, que al referirse a áreas no fácilmente medibles o cuantificables, requería necesariamente del acopio previo para poder teorizar acerca de funciones que devienen por momentos casi mágicas y poder poner en palabras sensaciones que no podrían haber existido sin apoyarse, repito, en el inmenso caudal científico que se ha cosechado al respecto. Lo que precipita también a una discusión de corte filosófico. Debe la ciencia ser objeto de libre interpretación o por el contrario se debe ser respetuoso que no sumiso, de toda la información que emana de ella. Personalmente siempre he estado convencido que el saber es de todos, y que el conocimiento se formula como herramienta para el mismo. Se debe apropiar , eso sí sin deformar. Digo con esto que si tomo un 4 no lo transformo en un 6 a mi conveniencia particular, sino que con la operación resultante interpreto el resultado. Unicamente si puedo yo construir un 6 y validarlo lo reemplazaré, hecho este último reservado a pocos y que son los encargados de dictar rumbos.
Volviendo a la visión, que es el tema que moviliza este pensamiento, es maravilloso comprender la perfección que implica distintos actores en lo que para nosotros son milésimas de segundo. Para la mirada, complejísimo accionar muscular se pone armoniosamente en marcha para mover una bola con un agujero protegido en un polo se dirija y se «clave» en un foco, y que decida que mirará eso y solo eso que se encuentra a 50 cm aunque pueda ver a 10 kilómetros, el tiempo que enfocará el objeto, sin perder detalle del campo no objeto, brindando en un cuadro de milésimas en el tiempo que brinda una información que se contrastará en archivo si el objeto ya es conocido como lo es un lápiz o un rostro o bien fabricará una image acorde a ya una construcción nueva. Si no he conocido el mar, la llegada de la primera ola hacia mí es una información que procesaré como nueva.
Dichos procesamientos están ligados estrechamente con las emociones, no es lo mismo ver como llega un balón a una portería y accionar todo un cuerpo en un salto como un felino para interponerme en su recorrido ligado a una noción de premio, que observar como se dirije un puño a nuestra cara que conlleva una noción de miedo y supervivencia. Obviamente la visión carece de juicio per se, no obstante es un partícipe muy importante en el mismo, por lo que no está ligada solamente a estructuras emocionales, sino que cuando llega al neocórtex permite a través de nuestro consciente emitir un juicio. Es tan versátil en su modalidad, e insisto velocidad, que remite al catálogo necesario y al sitio necesario para su respuesta.
Va a nuestro primer cerebro entre otras cosas para la supervivencia, nada más y menos. El haz o haces encargados, de brindar la información de que la vida está en peligro requiere andamiaje ancestral de información, que junto a otras asociaciones, algunas conocidas y otras a la espera deciden poner en marcha mecanismos que tienen que ver con reacciones. Algunas de ellas con explicación formal, como es el movimiento de huída y otras como el instinto y el desarrollo del mismo que si bien tienen mucho de conocimiento formal aún queda por explicar su desarrollo diverso, dejando al mundo teorético la aproximación a su funcionamiento.
Viaja y da vueltas. Nos enseñaron aquella X famosa de la vía oftálmica, que conformaba 2 bolitas en un extremo de cada , y ramificaciones en el lóbulo occipital en el otro lado, con el entrecruzamiento talámico que le otorga concepto de nodo, ahora ya podemos afirmar que este movimiento imbrica a partes conscientes y partes inconscientes, sin poder asentar para estas últimas plaza en la anatomía. No hay lugar demostrable al momento en donde asiente tal o cual emoción, solo conjeturas acerca de «áreas» encargadas de tal o cual emoción. El miedo por ejemplo tiene, parece, sitio en la amígdala por lo que la visión aporta a esto su parte.
Llega al rostro. Interviene tan actívamente en la mímica que resulta de difícil domesticación, a tal punto, que prefiere «bajar la mirada» antes que cambiarla. Ante una situación de sumisión, por ejemplo ante alguien en jerarquía para nuestra creencia, un jefe por ejemplo, o alguien que ejerza como tal, la mímica de asco, odio que puede engendrar una reacción mía cargada de un interés por demostrar sin palabras mi estado emocional. Pero, si calibro riesgo en dicha reacción puedo disimular mi mímica, realizar un intento por permanecer neutro, sin ser detectado para que no peligre mi bocado. Mas muy poco probable pueda disimular mi mirada, la desviaré, miraré hacia otro lado a la espera del mismo resultado anterior.
La mirada, tiene brillo. Tiene calor. Avanza sobre estereotipos, hay mirada cósmica, política, cultural, religiosa. Es tan amplia la tarea que resulta poco provechoso solamente ceñirse a la construcción de una imagen a través de un engrama neuronal. La dualidad se manifiesta cuando se la escinde de una mirada integrista, nunca mejor dicho el término. La mirada de amor, de la vergüenza, del triunfo y de la locura y todas las que podemos mencionar le otorgan a este sentido transversalidad.
Y por último, no cesa en su tarea. No para nunca. Da lo mismo vigilia que sueño, fundamental para nuestra reparación diaria. A través de los sueños seguimos en esos minutos de REM en pleno ejercicio de la visión. Si acaso distinguida por el no juicio que otorga nuestra vida onírica.
Generoso sentido, ya que no excluyente. Con la visión se potencia indudablemente innumerables sitios y ante la falta de la misma, el no vidente, puede mimetizarse en ausencia de la misma en potenciar otro tipo de registros. El oído, el tacto, el gusto, el olfato serán en parte ojos para la construcción de un recuerdo.
Exportable al verbo, ya que condiciona al receptor al momento del diálogo. El interés por uno se expresa en la atenta mirada a los ojos justamente del otro, frunciendo el ceño , nuestro tercer ojo si acaso, para activar una mirada desde el ser, lo que nos permite mirar con nuestro corazón.
Sostener la mirada es decirle al otro namasté.
Habitar en la unión.
Nuestra mente pertenece suceptible de divisiones. Muchas de las veces se comporta como un órgano, con segmentos propios, y más aún, enfrentados entre sí. Esto es, una toma de decisión puede implicar una no toma de otra decisión lo que puede deparar una entrada en la dualidad. Y así parece estar el funcionamiento de la mente, sujeto a que la elección de algo repercuta en un machaque de lo no elegido.
Alimentado por la incertidumbre sobre si tal decisión es la correcta o no y su alter ego en el reconocimiento, nos debatimos entre lo aceptable o no para la ejecución de nuestra vida, conociendo en algunos de los casos las probables repercusiones acerca de nuestras tomas de decisión.
Convencido que nuestra mente forma parte de nosotros, y que lejos de tener conflictos, en la unión está el movimiento con mayor equilibrio armónico. Al que aspiramos como seres que somos, aunque tengamos que encontrarnos en equilibrios altamente inestables como camino de aprendizaje, pero con integración, como a la función del ego. No es tarea a realizar, es fluir. Como el oxígeno, transporte y difusión en esta sinfonía de la que somos músicos y llamamos vida.
Por ello lo de la mirada sostenida se mantiene con convicción, habitando en esa energía de unión, en el movimiento que nos es propio y universal, como respirar, latir, sentir.